viernes, 4 de marzo de 2011

Toxic Holocaust - An Overdose of Death (2º Parte)

Nota: Esta review es una continuación. Para enterarte mejor, te convendría leer -obviamente- la primera parte (es la entrada anterior, no tiene pérdida)

Continuamos con la crítica musical de este álbum de la banda estadounidense Toxic Holocaust.


Como decíamos antes, estábamos ante un álbum potente, brutal, pero que pecaba de monotonía. Por fortuna, March from Hell aparece para contradecirnos. Una canción sólidamente construida, no muy original, pero que tampoco lo necesita. Nos llama la atención su inicio, suave, en suspense, para luego abatirse sobre nosotros con un riff poderoso y brutal. Los solos vuelven a brillar por su ausencia, pero ésta es una canción que tampoco los necesita para sustentarse, pues aquí la preferencia por el riff está acertadamente escogida, y no resulta monótono. Gravelord es rápida y contundente, con tres partes bien diferenciadas. El resultado queda un poco descompensado, pero mejor eso que los riffs monótonos de canciones anteriores.
War is Hell llama la atención con su entrada, muy típica del género, y desde ese momento no te da un segundo de respiro. Bueno, sí, cuando Joel grita con todas sus fuerzas "War is fucking hell!" unas cuantas veces y te dan ganas de corearlo. Cabe destacar, ya que no me he referido a ello antes, que la temática, aunque bastante infantil y facilona (guerra, holocausto nuclear, genocidios... etc.) no resulta molesta: Este no es un disco que quiera plantear problemas morales, sólo dar toda la caña que pueda. 
The Lord of the Wasteland  es, sin duda alguna duda, la mejor canción del disco. Por una sencilla razón: Es completamente distinta a las demás (en su esquema, se entiende), sin resultar por ello menos cañera. Lo que es más, resulta hasta pegadiza, y acabarás coreando el estribillo casi sin enterarte. Feedback, Blood and Distortion sigue también este intento de alejarse en el esquema de las canciones anteriores, aunque el resultado no queda tan bien como con The Lord of the Wasteland, quedando algo más parecido a March from Hell: Una canción bien construida, que no resulta machacona, y que tampoco pretende reinventar el género. Death from Above busca, por el contrario, la mayor simpleza posibl, no rultando cansina, sorprendente, y mostrando el camino que debieron seguir canciones como Future Shock, In the Name of Science o Nuke the Cross. Destacar que aquí hace aparición el primer solo (!) del disco. No es que sea tampoco la gran cosa, pero es una muestra más de lo dicho anteriormente.
City of a Million Graves cierra el disco y llama enseguida la atención por el inicio, un solo de batería a doble bombo. Es la canción más larga del disco (casi 5 minutos), pero resulta un poco irregular: Frente a unas partes instrumentales muy buenas, las estróficas rompen a el ritmo y monotonizan el resultado. No obstante, el resultado es bueno, y agradable de escuchar.
Conclusiones: An Overdose of Death es un disco sencillo y brutal. Joel Grind no se complica la vida, toma algunos riffs más repetidos que un cromo en el mundo del thrash, le añade voces blackies y repite la fórmula de una manera casi clónica trece veces, con resultados bastante dispares. No es un disco original, más bien predecible, pero en el cual no se ve tampoco un deseo de resultar grandilocuente, y realmente podría haberle quedado mucho mejor si hubiera puesto únicamente Wild Dogs y las siete últimas canciones, siendo las demás relleno puro, lo que ennegrece las otras, bastante pasables. A poco que te guste el género te gustará el disco, puesto que la carencia de originalidad queda compensada con una dosis extra de agresividad, que puede llegar a hacer que no te des siquiera cuenta de esas carencias creativas. Si lo que buscas es un soplo de viento fresco al género, o el thrash no es tu género favorito, es muy probable que no te guste. Para los demás, ideal para esos momentos en los que no nos apetece pensar, sólo hacer headbanging hasta rompernos el cuello.



Toxic Holocaust - An Overdose of Death (1º Parte)

¡Hola a todos! La temporada de exámenes está tocando a su fin, es ya fin de semana y, encima, éste queda entroncado con el Carnaval. Nada más y nada menos que cuatro días "libres". Pongo comillas por una razón, y es que los exámenes están tocando a su fin, pero todavía no han acabado, con lo cual ya os imagináis que tocará hacer este puente. Premio para los que contestaron que estudiar.
Hoy quisiera recuperar la sección de crítica musical, en este caso con el último disco de una banda de Oregón que forma parte de esta nueva ola de thrash que está empezando a surgir, estamos ante una banda reciente (formada en el 99) capitaneada por Joel Grind (que durante un cierto tiempo fue su único miembro) y con fuertes herencias del hardcore punk en su sonido: Toxic Holocaust


Nombre del disco: An Overdose of Death
Artista: Toxic Holocaust
Género: Thrash metal (con toques punk y black)
Autopsia: Cada vez que oigo este disco, lo comparo mucho con una especie de bote de colonia de esos que son tan grandes y que tienen un aroma tan fuerte. Nada más darle al play, An Overdose of Death te machaca los oídos con una sucesión de riffs rapidísimos, una batería demoledora, y la voz de Joel Grind que es como una copia barata de un cantante de black metal, pero que le sienta de maravilla al disco. Pero, continuando con el símil de la colonia, toda esa artillería en ejecución no es más que una cortina de humo que te bloquea y te invade, y te impide ver el principal problema de este disco: Su falta de originalidad y su monotonía.
Vayamos por partes. El disco comienza con la canción Wild Dogs, probablemente una de las mejores. Abre de una manera rápida y agresiva, continúa con una interrupción, dos rápidos solos, algunos cortes más y un crescendo final que alcanza su punto final cuando Joel comienza a gritar (rugir sería más preciso) un rabioso "We are the Wild Dogs!" Es una excelente entrada, que hace que el thrasher enseguida preste atención mientras cabecea al ritmo de esa endiablada batería. 
A partir de aquí es cuando la cosa comienza a deacaer. Nuke the Cross llama la atención según empieza, con esos solemnes golpes al bombo, pero luego comienza a repetirse el esquema: Riffs machacones, una batería rápidisima y una interrupción instrumental un poco más "calmada". Olvidaos de los solos, aquí lo que importan son los riffs (lo cual no tiene por qué ser mal, pero contribuye a acentuar esa sensación de monotonía del disco)
Endless Armageddon repite el mismo esquema, aunque con un resultado mucho más afortunado. No es que sea un prodigio de canción, pero consigue camuflar muy bien el hecho de que su esquema sea más simple que el mecanismo de un chupete. Vuelven a echarse en falta algunos solos que contribuyan a animar las partes instrumentales. Otro tanto no puede decirse de Future Shock, predecible como pocas, y que no cambia de esquema musical (y casi de letra me atrevería a decir) hasta el último cuarto de la canción, y no durante mucho tiempo.
La siguiente en la lista es War Game. No es que las canciones de "An Overdose of Death" puedan presumir de ser largas, pero War Game alcanza lo ridículo. En serio, chicos, no me puedo tomar en serio una canción que a duras penas llega al minuto de duración (técnicamente, sólo dura 59 segundos). Casi alcanza más parecido con los interludios que algunas bandas powies ponen como nexo entre sus canciones. No quiero decir que sea una porquería, ojo, de hecho sigue un poco del estilo de Endless Armageddon, bastante pasable, pero su ridícula duración trunca cualquier virtud que pudiera tener. 
Al llegar a In The Name of Science, el oyente ya se dice a sí mismo "Oye, ¿esto no lo he escuchado ya antes?" y mira la playlist para ver si es verdad. Ésto se debe no sólo a que esta canción guarda cierta semejanza con Future Shock, sino que además se debe a que es otra canción que vuelve a pecar de monotonía, repitiendo un mismo riff varias veces seguidas. Durante las partes cantadas, esto es normal en cualquier canción de cualquier artista; que lo hagan también en las partes instrumentales ya no lo es.
Continuaremos luego con la segunda parte de esta review, que analizará las siguientes siete canciones del álbum (me voy a poner a escribirla ahora mismo)