miércoles, 30 de junio de 2010

Vuelta a casa

Plubio Cornelio Escipión García bajó del autobús y encendió un cigarrillo. Frente a él se hallaba una maraña de negras columnas de hormigón, vaciadas por dentro para albergar infinidad de pequeñas celdas de cincuenta metros cuadrados en las cuales residían todos los prisioneros políticos del gobierno, pobres diablos que habían comprado dichas celdas a uno de los muchos largos brazos del gobierno, conocidos como inmobiliarias. La calidad de la cárcel era indiscutible: hasta uno podía darse la sensación de propiedad con un poco de imaginación. Lo tenía todo, nevera, agua corriente, luz (que tu mismo tenías que pagar, las cárceles de lujo precisan un poco de apoyo del contribuyente para seguir manteniendo su lujo) y lo más importante, un enorme proyecto de cauterización mental que el gobierno había tardado años en desarrollar: La BMA o Big Machine of Alienation, una maravillosa cajita con pantalla a través de la cual podíamos ver como agentes pagados por el gobierno interpretaban pequeñas mojigangas para el entretenimiento de los reclusos, que aplaudían con chillidos de pueril felicidad. La variedad de dichas funciones preparadas era indiscutible, y los reclusos se quedaban mirando toda aquella enorme farsa con cara de estúpida felicidad, sin darse cuenta que todo lo que estaban viendo era una gran mentira, como también lo era, después de todo, su supuesta "vivienda". Plubio Cornelio Escipión García apuró el pitillo y lo arrojó a la carretera. Él no poseía ninguna de esas lujosas cárceles para simples mentales, pero tampoco las necesitaba. No había estado doce horas metido en el polvoriento autobús para ir a la cárcel, sobre todo teniendo en cuenta que si había cogido el autobús era porque no quería ir a la cárcel. Según cruzaba el puente en dirección a la ciudad, pudo ver une enorme placa de acero que decía "Welcome to" y nada más. El nombre de la ciudad estaba borrado.

domingo, 27 de junio de 2010

Summer, lovely summer


Hola a todos, lectores de este pequeño reducto de pensamientos aleatorios, aquí vuelvo de nuevo, aver si retomo el timón de una nave que se esta hundiendo. Antes de nada, perdón por la inactividad. han sido días muy ocupados y ha habido que hacer pequeños sacrificios de ciertas actividades para sacar tiempo para otras.


Durante todos estos días de inactividad, casi hibernación, han pasado muchas cosas: una brutal temporada lluvia que cayó en el pequeño reducto del mundo donde vivo, el grandioso concierto de los Big 4 en Sofía (también bajo la lluvia, ¡qué cosas!), un nuevo fallout anunciado (aunque sé que muchos de vosotros no le daréis gran importancia a esto último), sin olvidar la temporada de exámenes (hace ya dos semanas de ese infierno).

Por estas y por muchas otras razones, dejé desatendido el blog. Seguí leyendo vuestros posts y comentando, pero, no sé, me hastiaba ponerme otra vez delante de la pantalla y escribir unas líneas.

Hoy, aprovechando que ya es verano y pienso aprovechar todo el tiempo libre que tengo (a ver) me dije a mí mismo "de hoy no pasa que le dé una pasada al blog" y aquí estoy.

Como os podréis fijar, he optado por remodelar la plantilla hacia un diseño más urbano, más decadente. No sé por qué exactamente pero estos días soy presa de una profunda melancolía, me obsesiona pensar en el progresivo descenso al infierno de nuestra raza. Tras pasar una pequeña crisis personal, me siento como un cascarón vacío. Aun sabiendo que lo que arrojé por la borda lo hice porque era necesario (si no, no sé que hubiera sido de mí), hay algo en mí, una especie de plano personal suicida y masoca, que se niega a dar eso por muerto, y quiere conservarlo, aun sabiendo que le hace daño. Lo que es peor, durante todo este tiempo no me puedo quitarme la canción "Snuff" de slipknot de la cabeza, y la escucho a todas horas (de hecho, es lo que está sonando ahora por los altavoces del ordenador)

Dejando atrás todas estas reflexiones inútiles, ya llegó el verano (aunque en estos mismos momentos esté lloviendo). Es una época feliz, radiante, cuyo solo nombre nos evoca imágenes de diversión y relax. Hay muuuucho tiempo libre. Tanto que nos abruma. Y al final nos quedamos sentados en el sofá, mirando la lontanaza sin saber que hacer, o tumbados en una toalla en cualquier playa del mundo cual lagartijas calentándose al sol. Veré si puedo dedicar más tiempo a esto. Tenía pensado empezar a escribir algunos relatos cortos con lo que confío, amigos literatos (vosotros sabéis quiénes sois) que, si llegáis a leer alguno de ellos, por favor, comentad, que vuestra opinión me será de gran ayuda.

Eso es todo, por hoy. Nos vemos luego.